diumenge, 27 de març del 2011

Tsunami, esto va en serio.


Remirando las imágenes, tremendas, del desastre terrible producido por el terremoto y el tsunami en Japón, he estado pensando algunas cosas:

1.       Imagina que de la noche a la mañana tus seres queridos han sido tragados por una ola gigante que invade tu país.
2.      Imagina que de la noche a la mañana lo pierdes todo. Tu casa, flotando como si de una barca se tratara, tu coche destrozado por completo y a kilómetros de donde normalmente lo aparcas. Incluso, imagina que tienes un barco y que queda hecho añicos por la potencia terrorífica de las aguas.
3.       Imagina que de la noche a la mañana se destruye parte de tu país. Y no de un
país de poca importancia económica, no, la tercera potencia económica del mundo, queda gravemente tocada por fenómenos naturales.
4.      Te acuestas con la total tranquilidad de vivir en una potencia económica, en una casa cómoda, con todos los avances mundiales a disposición de tu mano, pero te levantas con una visión de tu país que se parece a uno de esos países pobres que se encuentran en guerra, donde no hay ni luz, ni calefacción, ni ninguna de esas cosas que nos parecen que tienen que estar ahí siempre.

Pues no estamos exentos ninguno de nosotros de perderlo todo de la noche a la mañana.

¿Cómo vamos a encajar esto si nos ocurre?. ¿En qué se fundamente tu vida?. ¿Confías en algo completamente seguro?.
La Biblia nos presenta un fundamento firme, seguro, inamovible, fiel. Un fundamento sobre el cuál edificar nuestra vida. Un fundamento que equivale a la construcción de una casa sobre roca firma. El fundamento para vivir es Jesucristo.
Todo puede fallar, todo seguramente fallará, solo Cristo es fiel, es seguro, cumple sus promesas.
¿A qué esperas para asegurar tu vida?.
Mañana puede ser tarde, pregúntale a un japonés.
Entrega tu vida a Jesucristo y confía en Él. Dios no puede fallar, Dios no va a fallarte.

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